Para Jesús Ferreiro, existen tres clases de hombres: “los que viven, los que mueren y los que están en la mar”. Por eso, desde sus inicios como periodista, decidió acuñar esta frase para tratar de explicar una realidad desconocida para la mayoría de la población, esto es, cómo era la vida de los hombres de la mar, “cómo vivían, cómo sufrían y cómo morían”. No en vano, se convirtió en el primer periodista especializado en este ámbito, dando voz a las familias de los marinos fallecidos en la mar. Fue en Diario Unidad de Guipúzcoa donde, a principios de los sesenta, comenzó su carrera periodística. Una larga carrera en la que no pararía de cosechar éxitos y acumular galardones.
En 1963, este periodista natural de Corme (La Coruña) se puso al frente del programa radiofónico Música en las Redes, emitido en Radio Popular San Sebastián y que con el tiempo derivaría en el archipremiado Onda Pesquera. La etapa radiofónica de Ferreiro se prolongaría durante veinticinco años. Un cuarto de siglo del que guarda gratos recuerdos. “Comenzamos con un programa de discos dedicados a los hombres de la mar, luego fuimos dando noticias y, casi sin darnos cuenta, nos convertimos en la voz de los que no tenían voz. No ocurría nada en la mar sin que nos enterásemos casi inmediatamente. Fuimos un programa de referencia en todo el mundo”, recuerda.
Fue ahí, precisamente, donde nació su pasión por el universo Titanic. Desde el primer año del programa, cada 14 y 15 de abril realizaban una serie de programas especiales dedicados al famoso transatlántico, lo que le dio la oportunidad de poder conocer y entrevistar a 39 supervivientes. “Sus historias me engancharon de tal forma que no he podido salir de ellas”, apunta. Ferreiro se percató de la inexistencia de alguna fundación dedicada al barco más famoso de la historia. Por ello, decidió crear en 2006 la Fundación Titanic, de la que es el actual presidente. Una institución sin ánimo de lucro que destina todo el dinero que logra recaudar “a mantener viva la historia del Titanic”.

Con motivo del centenario del hundimiento, en 2012, Ferreiro produjo un documental: Titanic: Misterios al Descubierto. La cinta intentaba arrojar algo de luz sobre los mitos y leyendas que rodeaban al mítico ‘buque de los sueños’, el transatlántico más grande del mundo en aquella época. Ahora, los aficionados a su historia pueden visitar, en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa y hasta el próximo 6 de marzo, la exposición itinerante más visitada del mundo. En efecto, Titanic: the exhibition alberga unos 200 objetos recuperados del desastre, así como varias reconstrucciones de diferentes estancias del navío y diversos aspectos de la vida de algunos de sus pasajeros. “La variedad e increíble preservación de artículos, tanto de porcelana y vidrio como incluso de papel, impresionarán sin duda a todos los que la visiten. También dan una visión tangible del terror vivido aquella noche, mostrando cómo tanto la nave como un montón de vidas fueron destrozadas”, explica Rudi Newman, de la Sociedad Británica del Titanic.
El Titanic, construido en los astilleros de Belfast, zarpó de la ciudad inglesa de Southampton hacia Nueva York el 10 de abril de 2012, con más de 2.000 personas a bordo. Desafortunadamente, el 14 de abril, a las 23,40, chocó por el costado de estribor contra un iceberg que no fue avistado a tiempo, lo que provocó el hundimiento del barco. La primera persona que vio el iceberg asesino fue el primer oficial William Murdoch y no los vigías, como durante un largo tiempo se pensó. “Murdoch estaba de guardia en la parte exterior del puente. Él creyó ver las luces de otro barco contra el que iban a colisionar, cuando lo que tenía enfrente eran sus propias luces reflejadas en el hielo”, aclara Ferreiro. Como dato curioso, una supuesta foto en blanco y negro del famoso iceberg fue vendida precisamente hace unos días por la casa de subastas británica Henry Aldridge por el módico precio de 30 mil euros.
Tampoco es cierto que el Titanic chocase de frente contra el iceberg. Es más, ni siquiera hubo choque aquella noche. Ferreiro explica que el buque tan solo lo rozó suavemente, “pero lo hizo con una de las zonas más débiles, con la mala suerte de que las planchas del casco se separaron”. Fue tan leve la ‘rozadura’ que casi nadie, “ni siquiera los que iban de guardia”, la notó. Incluso llegaron a creer que se habían librado, ya que la rozadura se había producido bajo la línea de flotación. Así fue como, dos horas y cuarenta minutos después, el barco se partió en dos y se fue sumergiendo hasta hundirse por completo en las gélidas aguas del océano Atlántico. La tragedia se cobró 1.523 vidas. Apenas se pudieron salvar 705 pasajeros. Y aunque tres cuartas partes de las víctimas fueron pasajeros de tercera clase, Ferreiro niega que estos recibiesen un mal trato. “Nadie impidió a los pasajeros de tercera clase subir a la zona de botes salvavidas; esa fue una pregunta que yo hice a todos los supervivientes que entrevisté, y siempre lo negaron”.
Resulta evidente que muchos historiadores y productores han adaptado la historia del Titanic a sus intereses particulares, generalmente económicos. Destaca entre ellos la del productor de cine James Cameron, responsable de la exitosa versión cinematográfica que en 1997 se convirtió en la película más taquillera de la historia del cine. Ferreiro critica la manipulación de la realidad en escenas como aquella en la que los pasajeros no pueden salir de tercera clase y, por lo tanto, subir a la cubierta de los botes salvavidas, debido a que unas rejas cerradas con candado les impedían el paso. “Esas verjas nunca estuvieron cerradas durante la travesía. Lo que sí era obligatorio, hasta hace poco, era mantenerlas cerradas en puerto, mientras la Sanidad Portuaria pasaba las revisiones médicas a los pasajeros, para evitar posibles contagios”. Por eso califica de “muy grave” la licencia cinematográfica que se permitió Cameron para que su historia ganase en espectacularidad.
Son miles las historias de vida detrás del naufragio pero, si tuviera que escoger una, Ferreiro se quedaría con la figura del primer oficial William Murdoch, a quien considera un gran valiente. Él fue el primero en avistar el iceberg y en dar la voz de alarma. También fue quien llevo a cabo las primeras maniobras de evacuación de los pasajeros. “Murió cortando las cuerdas de un bote salvavidas con pasajeros dentro que se habían quedado enganchadas e impedían que el bote pudiera descender. […] Además, permitió que los hombres pudiesen ocupar los lugares vacíos en los botes salvavidas, de tal forma que podemos decir que el 90% de los hombres que se salvaron de morir en la tragedia, le deben su vida a Murdoch”.

La última superviviente del Titanic
Una de esas entrevistadas por el periodista fue Millvina Dean, última superviviente del Titanic y fallecida en mayo de 2009 en un geriátrico de la localidad de Hampshire, a los 97 años de edad. El fortuito encuentro entre ambos les sirvió para fraguar una gran amistad. En una de sus múltiples charlas, Dean contó a Ferreiro que su padre, su hermano y ella misma fueron embarcados en el primer bote salvavidas que vieron nada más llegar a la cubierta. “Sí es verdad que los pasajeros de tercera clase tenían sus camarotes lejos de la cubierta de botes y que los que no eran ingleses no entendían a los tripulantes y desconocían las indicaciones de cómo llegar a cubierta, pero es incierto que fuesen discriminados”, argumenta el coruñés.
Millvina Dean tenía tan solo nueve semanas de vida cuando el Titanic se hundió. Viajaba con su familia en un camarote en tercera clase, con la ilusión de empezar una nueva vida en América. Su madre y dos de sus hermanos sobrevivieron a la tragedia, pero su padre pereció. El sueño de la familia se truncó y tuvo que volver a Southampton. Dean adquirió cierta popularidad en 1985, a raíz del descubrimiento del lugar donde se produjo el hundimiento del barco. Sin embargo, al cabo del tiempo comenzó a pasar por dificultades económicas, llegando incluso a tener problemas para costear su estancia en la residencia de ancianos en la que pasó sus últimos años de vida. Entre otras cosas, Dean se vio obligada a vender autógrafos para pagar las cuentas pendientes. Al conocer la noticia, el productor James Cameron y los actores Leonardo Di Caprio y Kate Winslet decidieron donar 22.000 euros para cubrir los gastos de la mujer.
Newman, actual secretario honorífico de la Sociedad Británica del Titanic, también tuvo el privilegio de conocer a Dean. La recuerda como una “encantadora e inteligente dama, amable y llena de historias”. La primera vez que la vió, siendo un adolescente, ella daba una conferencia cuyo comienzo se retrasó. Newman aprovechó para lograr que le firmase un libro y así poder compartir unas palabras con la superviviente. “Además de su calidez y personalidad, Millvina dejó una impresión duradera en todos los que la conocieron”.
En el caso de Ferreiro, fue un amigo común quien le presentó a Millvina. Cuando habla de la anciana, el presidente de la Fundación Titanic no duda en deshacerse en elogios hacia ella. Alaba su excelente trato, lo culta que era y la memoria privilegiada que poseía y que, sorprendentemente, le permitía ser capaz de recordar con exactitud lo que ocurrió en los cuatro días que pasó a bordo del Titanic. “Entablamos desde el primer momento tanta amistad que sus últimos tres cumpleaños los celebramos juntos, soplando las velas de la tarta y bebiendo vino de Málaga, que le gustaba mucho y que me ‘obligaba’ a llevarle desde España”. Por si esto fuera poco, Ferreiro tuvo el honor de ser el periodista al que Dean concedió su última entrevista, “que guardo como un tesoro”. Como era su deseo, sus restos mortales fueron incinerados y sus cenizas arrojadas al mar.
Desde hace algún tiempo, Ferreiro está trabajando en el que es uno de sus proyectos más ambiciosos: la exposición Titanic: The Reconstruction, ubicada en el Parque de las Ciencias de Granada y centrada en la construcción, por un equipo de especialistas, de la maqueta del Titanic más grande que jamás se ha realizado. En total, 12 metros de largo, 3,90 de alto y 4,50 de ancho. “Tratamos de contar la historia de la construcción del buque, con objetos originales, recreaciones, imágenes y efectos especiales que lleven a los visitantes a conocer su verdadera historia”. Además, aspira a convertirla en la exposición itinerante más visitada del mundo. De momento, no le va nada mal ya que, sin terminar de haber sido construida, la exposición ya ha sido solicitada en otras ciudades españolas hasta febrero de 2018. Y en el resto de Europa, EE.UU e Hispanoamérica, donde ya está comprometida su exposición hasta el año 2020. “El Titanic puede vivir sin nosotros, ¡pero nosotros ya no podemos vivir sin él!”.